Son una nueva raza. Una generación fresca. Destrozan los paradigmas tradicionales. Son inmunes a la crítica de la religión, y se burlan del temor del hombre con la fuerza y elegancia de su Arte. Son...¡ADORADORES DEL TERCER DÍA!
Ellos
Los músculos de sus varones se entiesan en fuerza con la violencia y masculinidad de su adoración, con la misma fiereza del Rey David en sus violentos giros en el aire con danza exuberante y frenética. Representan el sacerdocio del hombre en espíritu de adoración…¡Y guerra!
Ellas
Sus mujeres reclaman territorios espirituales con rítmicos y femeniles movimientos, donde sus pies se mezclan con la estética elegante de la feminidad de Esther y la fiereza de Deborah, liberando violencia espiritual en armonía profética y melodiosa. Representan la violencia espiritual y profética de la mujer en los Nuevos Moveres de Dios. Cuando se unen en agitados bailes y ritmos vibrantes llenos de colorido y armonía, emulan el sacerdocio, el reinado y la guerra espiritual que acaban con un machismo estéril, infernal y mundano.
Y en el “De Repente” en que la agilidad de sus cuerpos es llevado a los aires entre telas y aros, con su arte se alinean con el mover angelical que nos llega desde los cielos, liberando desde sus actos acrobáticos, la agenda retante del aquí y ahora que esos poderosos y divinos seres cargan.